domingo, 11 de julio de 2010

La industria de los VANT tiene muchos obstáculos para emprender vuelo.

    Imagen cortesía de GyF
 
Caracas, 11/06/2010, El blog de VAN.- La estudiando de comunicación social Vanessa Moreno comparte con Aeroblog una extensa investigación sobre la situación de los VANT (Vehiculos Aéreos No Tripulados) en Venezuela.
Los VANT desde hace unos cuantos años han empezado a tomar un gran auge en los mercados aeronaúticos mundiales. empezando desde los terrenos militares, ahora abarcando los civiles, en el mundo esta tecnología ha resultado ser muy eficiente en su aplicación. Venezuela, en los últimos años ha empezado a poner el ojo en esta industria.
Tomando como punto de partida la Primera Jornada de Conferencias Tecnológicas de la UNEFA comienza este trabajo periodistico, el cual le traemos a continuación.

“Mamá, mamá ¡Mira sí vuela!”, recuerdo haber escuchado desde el balcón de mi casa. El niño del PH estaba probando el generoso y ostentoso regalo de El Niño Jesús de ese año: un avión de juguete a control remoto. El griterío de la criatura se debía a que este aparato de verdad volaba. Con la pequeña caja que tenía en sus manos podía hacer que, después de unos segundos de correr en el suelo, el avioncito se elevara poco más de un metro, diera una vuelta y volara de regreso. Sencillo, pero emocionante para los 11 años de los dedos que controlaban el aparato.

Esta idea tan creativa no es exclusiva de la industria juguetera. En el mundo aeronáutico de Venezuela se está desarrollando una tecnología con la que es posible surcar los cielos sin arriesgar vidas humanas en el proceso. Los vehículos aéreos no tripuladas llegaron al país en los años noventa y después de un largo periodo de estudio pudieron elaborarse algunos prototipos que, además de ser utilizados como herramientas en misiones con tono militar, podrían ser empleados por algunos entes civiles como su mano derecha para el monitoreo de fugas petroleras, seguridad urbana, control de cambios climáticos, localizadores de cardúmenes y zonas aptas para la agricultura, entre otros. Sin embargo, son pocas las personas que han visto los beneficios de esta tecnología ocasionando que el sector aeronáutico no posea la suficiente confianza de los inversionistas para consolidar la industria de ANT o VANT(por sus siglas). No conforme con ello, la “comodidad” del venezolano es otro factor que se interpone en el desarrollo de este proyecto, además de la falta de centros de capacitación que generen capital humano con experiencia suficiente para elaborar tan avanzada tecnología.

La historia detrás del avance: del mundo a Venezuela

Un avión que puede volar por varias horas, a varios metros de altura y largas distancias, sin piloto y solo con una misión cargada en su sistema de operaciones parece algo tan nuevo como el siglo XXI. A pesar de las apariencias, esta tecnología data de los años siguientes a la II Guerra Mundial cuando Estados Unidos adaptó las versiones rudimentarias de los alemanes. Desde ese momento se ha ido dejando atrás el control remoto de las naves para dejarlas volar autónomamente con solo un monitoreo desde tierra. Australia, España e Italia son algunos de los países que han logrado llevar esta tecnología a sus naciones; incluso, en América Latina, Argentina, Chile, México, Perú y Venezuela cuentan con modelos de aviones no tripulados propios.
En una tesis que se encuentra en la Universidad Nacional Experimental Politécnica de la Fuerza Armada de Caracas, escrita por Carlos Velásquez, se puede leer que en 1990 la Fuerza Aérea venezolana comenzó a tener interés en esta tecnología. Pero fue en el 2003 cuando se realizó la primera propuesta de diseño para una aeronave no tripulada. Pedro Boschetti y Elsa Cárdenas presentaron como trabajo especial de grado este proyecto en el que el ANCE X-0 sería utilizado como herramienta para la detección de derrames petroleros. El uso que se pretendía darle a esta nave era un concepto nuevo, pues hasta la fecha en Venezuela se concebía a los ANT (por sus siglas) como naves estrictamente de uso militar. Y es que esta tecnología se construyó por razones de defensa en combate y, por mucho tiempo, solo era utilizado por los ejércitos de países como Irán, Israel y Estados Unidos.

Así comienza el auge de estas aeronaves en el país. Luego de esta fecha se desarrollaron innumerables trabajos de grado, entre ellos El Venezolano de Eloy Ledezma que gracias a la inversión de un particular pudo convertirse en el primer prototipo de un ANT construido en Venezuela, según Said Arafat ingeniero aeronáutico.

En el 2007, la Compañía Anónima de Industrias Militares (CAVIM) realizó un convenio con Irán para adquirir las naves Arpía de origen iraní y se contrató especialistas para adiestrar al personal venezolano en el manejo de esta tecnología, según varias de las fuentes consultadas. 

Mientras esto ocurría en el ámbito militar, la empresa privada también adquirió del extranjero un ejemplar llamado El Precursor e inició la construcción de estas aeronaves a partir de piezas compradas en el exterior e integradas en suelo venezolano: G&F Tecnología desarrolló el sistema aeronáutico de El Señuelo y El Caribay, según el coordinador de la división de Desarrollo e Integración Aeronáutica, Ciro Cabrera.

Por último, Said Arafat con su empresa Construcciones Aeronáuticas de Venezuela, CA (CAVENCA) está trabajando, actualmente, para la elaboración del sistema Santos. “Se está manejando la posibilidad de crear una alianza comercial con G&F para desarrollar este proyecto y llevarlo a producción en serie. Sería el primer sistema disponible para la empresa privada o el gobierno”, afirma el representante de CAVENCA.

Pues bien, son estos los entes que han incursionado en el mundo de los ANT y que a cuenta gotas han logrado levantar los prototipos y proyectos que hoy en día poseen. Mientras unos ya se encuentran elaborando la tecnología (G&F, CAVENCA), otros siguen utilizando los ejemplares extranjeros y nacionales como instructores y herramientas de aplicación para generar prototipos venezolanos. Sin embargo aún no se puede hablar de una industria aeronáutica consolidada que pueda generar en masa esta tecnología y que pueda así otorgarle al país todos los beneficios económicos, estratégicos y de seguridad que los ANT ofrecen.

Aeronaves pequeñas con múltiples usos

¿Que la seguridad de la nación se beneficiaría con el desarrollo de estos sistemas de aviación? Es cierto. ¿Que se pueden usar como instrumento de observación de la frontera, localización de puntos estratégicos de ataque, reconocimiento y localización de blancos fijos y móviles? Es cierto. Todos los beneficios que se incluyen en el paquete de venta para los entes militares pueden ser cumplidos de consolidarse una industria aeronáutica productora de ANT.

Sin embargo, debido a que Venezuela es un país sin conflictos bélicos internacionales, es probable que el uso de esta tecnología en otras áreas sea más acertado. Por ejemplo, Boschetti —creador del ANCE y actual profesor de la UNEFA y la USB— no solo concibió su proyecto para la detección de fugas petroleras sobre las zonas de extracción del Lago de Maracaibo, sino también afirma que al estudiar los usos dados a nivel mundial se encontró con que es posible incorporarle al sistema un equipo capaz de detectar cardúmenes de peces. Otra función para la que los aviones no tripulados parecen destinados es al patrullaje marítimo, vial y fluvial y para las misiones relacionadas a la búsqueda y salvamento de vidas humanas. Asimismo, el ex-tesista se topó con los usos que la NASA da a sus ANT: detección de cambios climatológicos, estudio de tormentas y evaluación de los niveles de contaminación del ambiente.

Por su parte, Arafat muestra beneficios un poco más apegados a la realidad venezolana. “Con los sistemas no tripulados se puede inspeccionar las líneas eléctricas. Con cámaras térmicas incorporadas se puede mostrar los lugares de corrosión e interrupción de la corriente”, comenta el ingeniero antes de mencionar el ahorro económico que esto representaría para la compañía eléctrica y el bajo riesgo para la seguridad humana.

El sector agrícola no puede dejar de beneficiarse de esta nueva tecnología: el uso de cámaras térmicas permite observar si existe alguna plaga sobre el cultivo, lo que permitirá atacar de manera rápida y evitar pérdidas. Además de esto, Arafat afirma que con los sistemas de aviones no tripulados es posible evaluar si la siembra está recibiendo suficiente agua y tener una visión general del desarrollo agrícola de la zona.

Por último, en la parte de seguridad ciudadana esta tecnología también ofrece múltiples ventajas. El representante de CAVENCA comenta que es mucho más práctico enviar a estos aviones a monitorear zonas de alto riesgo en horas nocturnas, como los barrios, lo cual facilitaría la construcción de estrategias eficientes para redadas policiales.

Inversionistas inseguros

Sin importar cuáles son los múltiples beneficios que los aviones no tripulados pueden traer al país, las empresas inversionistas aún no se atreven a invertir en estos proyectos, obligando a los innovadores venezolanos a rebuscar el financiamiento para su idea.

El Coordinador de Proyectos de G&F Tecnología, Ciro Cabrera, cree que el factor de desconfianza de los inversionistas significa más del 70% del obstáculo para consolidar la industria. “Cuando requieres inversión para un proyecto como este, necesitas del apoyo de entes como el Estado, pero estos no ven en sí la importancia que tiene este producto y que es importante invertir”. De igual opinión es Ricardo Benitez, integrante de la división de Desarrollo e Integración Aeronáutica de esta empresa, quien afirma que el problema del fracaso de proyectos con bases sólidas es la falta de capital y de apoyo estatal. Prueba de esto es la falta de ayuda económica, por parte de ciertos entes gubernamentales, que ha exigido un financiamiento propio a G&F en el desarrollo de una nueva tecnología y que solo después de algunos años ha conseguido el interés de empresas como PDVSA, según Cabrera.

Arafat también forma parte del grupo de ingenieros e innovadores que cree que la poca credibilidad en la capacidad del país obstaculiza el crecimiento industrial de Venezuela. “Aquí hay mucha desconfianza. Los empresarios no creen en el país. Ellos cuidan su gallinita de los huevos de oro pero no tratan de innovar, no invierten en mejoramiento profesional y no buscan explorar en otras áreas, lo que en otros países motiva la economía. En esto es cero la inversión”, reclama el ingeniero.

El “para qué” sale a relucir

No es secreto para nadie que los venezolanos tenemos en nuestro genotipo un cromosoma de facilismo. Pues bien, lo que a veces nos hace pasar por personas astutas e ingeniosas, en el fortalecimiento de una industria aeronáutica se convierte en uno de los principales obstáculos.

Para Ricardo Sánchez, ingeniero perteneciente a G&F, es lamentable que por vicios específicos esta tecnología no se produzca aquí sino que se traiga de afuera. Este comentario cobra más significancia cuando se comparan precios: un avión no tripulado extranjero se encuentra en un rango de precio entre 800 mil y 1 millón de dólares; mientras que producirlo en el país tiene un valor de 250 mil dólares, según fuentes extraoficiales. ¿Qué cuáles son esos vicios? Cabrera aclara este punto con la frase “por qué si puedo comprarlo afuera no lo sigo comprando afuera”.

Son muchas las personas que ven en la compra de las aeronaves Arpías un ejemplo evidente de esta situación. En el portal web Venemil se habilitó un espacio para la opinión pública acerca de temas relacionados con la aviación, en el que varios foristas reclaman la importación de esta tecnología existiendo en el país empresas que están trabajando para elaborarla.

Por su parte, Arafat menciona que existe el interés del Estado por impulsar esta industria, pero el interés por afianzar vínculos políticos con Irán y China desvía la motivación inicial, causando la compra de estos sistemas aeronáuticos en el exterior.

“El conocimiento no se puede comprar” 

Ponerse en los zapatos de los entes gubernamentales e inversionistas para Boschetti es casi un racionamiento lógico: “si yo tuviera mucho dinero y me dicen ‘vamos a buscar un tipo que haga esto’ me tendría que ir a Francia, Alemania, República Checa, Argentina o Brasil porque aquí en Venezuela no hay gente que haga eso”. En pocas palabras, Boschetti aclara que la falta de inversionistas y la importación de esta tecnología se deben a la poca capacitación del capital humano venezolano.

Y es que a pesar de que la carrera tiene más de tres décadas a la orden de los bachilleres, solo la UNEFA de Maracay y de Caracas ofrece un pensum que asegura la licenciatura de sus graduandos. No conforme con ello, Boschetti asegura que la principal debilidad de la carrera de ingeniería aeronáutica en esta institución universitaria es la total carencia de líneas de investigación permanentes. Por otro lado, el profesor de la UNEFA admite que aunada a esta carencia se encuentra la falta de personal capacitado que dirija tales trabajos; es decir, profesores calificados, magísteres o doctores en áreas relacionadas con las ciencias aeronáuticas.

“También es necesaria una constante fuente de financiamiento y un espacio físico propicio para desarrollar dicha actividad”, reclama Boschetti y agrega que “específicamente en el núcleo de Caracas, no hay laboratorios ni talleres donde los estudiantes puedan llevar a la práctica sus conocimientos”. En este sentido la inexistencia de proyectos a largo plazo con apoyo económico, en los que los estudiantes puedan participar, es otra determinante en la formación del capital humano.

Esta negra perspectiva de la capacitación de los ingenieros aeronáuticos venezolanos es compartida también por el representante de CAVENCA. “Se necesita personal calificado para generar esta tecnología, no solo graduar ingenieros aeronáuticos y ponerlos a hacer aviones. El conocimiento tú no lo puedes comprar, tienes que ganártelo con experiencia”, opina Arafat y agrega que ciertamente existe un conocimiento individual en diferentes áreas de la ingeniería, mas no se cuenta con los centros de capacitación que reúnan a todos los conocimientos necesarios para crear ANT.

Por esta razón, ambos especialistas coinciden también en que es necesaria una retroalimentación entre la industria, líneas de investigación y universidades para poder formar a jóvenes ingenieros con la suficiente capacitación práctica.

La perseverancia es la clave del éxito

A pesar de todas las dificultades, la empresa aeronáutica no podía dejar de luchar por un puesto en el mercado mundial de las aeronaves no tripuladas, que para este año superará los 5500 millones de dólares, según un estudio de la empresa británica VisionGain.

Actualmente G&F Tecnología y CAVENCA son las empresas que mantienen en pie sus proyectos de creación y experimentación con ANT, incluso han realizado alianzas para apoyarse mutuamente en este proceso.

“Esto va a llegar a un punto en que se convertirá en una necesidad obligatoria para el país. Hoy en día está en etapa experimental y de repente la gente no ve que es necesario, pero cuando lo sacas a la calle y empiezas a volar y a prestar servicio es cuando la gente se da cuenta en cuánto se ahorra, cuáles son los beneficios y cuántos son los ahorros en vidas humanas”, afirma el ingeniero Ciro Cabrera, representante de G&F Tecnología. 
Por su parte Said Arafat comenta que el proyecto de CAVENCA se encuentra marchando con buen pie, que ya se tienen los moldes y que para finales de este año se espera tener el primer sistema aéreo 100% venezolano. Reconoce por último que, a pesar de que es un mercado con gran amplitud, es un sector comercial que hay que ir ganándose poco a poco: “se tiene que empezar a promover el producto con demostraciones, convencer a los clientes de que esta tecnología tiene un potencial que resulta más económico y mucho más practico que un sistema comercial tripulado”. 

Enláces de interés: El blog de VAN

ADN/Aeroblog

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